No creo en los conflictos
a pesar de vivir rodeada de ellos.
Todo el tiempo.
Cada instante.
En cada rincón.
Vuelo y me deslizo.
A cara descubierta
A quemaropa.
Corazón en mano.
Una cuarentona
Con carrozería de treinta
Y alma de veinte.
No tengo miedo
Ni a querer
Ni a soñar
Ni a amar.
El miedo es una guarida
Para aquellos que huyen.
Huyen de sí mismos.
Yo no huyo.
Aquí estoy.
Dolida a ratos
Feliz todo el tiempo.
No decido la vida de nadie
Vivo la mía como me apetece
Como me asalta
Como se me presenta.
Sufro y no se nota
Canto para olvidar
Olvido para seguir.
Vomito cada día
Lo que pienso y siento.
Soy consecuente de mi dolor.
No duele menos
Pero lo sobrellevo mejor.
He aprendido a pintar de rojo mis labios
Probarlo...
Pensareis que es absurdo
Pero es una bonita manera
De ponerle pasión.
Siento que estoy a la mitad de todo
De todo lo bueno que ha de llegar
La mitad de una vida
Simplemente vivida.
Voy desarmada por la vida
Con la virtud de escuchar
Rodeada de bellas personas
Que alimentan mis ganas
De seguir viviendo
Desarmada pero feliz.
